martes, 11 de diciembre de 2007

ENVEJECIMIENTO Y ENFERMEDAD.SÍNDROMES GERIÁTRICOS

A pesar del frecuente hallazgo de enfermedades en los ancianos, muchas de las personas mayores están libres de enfermedad y no debemos considerar a la vejez como sinónimo de enfermedad, si bien es cierto que los cambios fisiológicos que ocurren en el envejecimiento producen, en general, una disminución de la capacidad funcional del órgano o sistema que en muchas ocasiones es difícil de distinguir de las fases iniciales de una enfermedad, por ejemplo, en los ancianos es frecuente una disminución de la memoria de causa fisiológica imposible de distinguir de la que aparece en las fases iniciales de los procesos de demencia.
Estos mismos cambios fisiológicos del envejecimiento mantienen la homeostasis corporal en un equilibrio inestable, lábil, que frente a incluso pequeñas agresiones externas o internas, se puede fácilmente desequilibrar, dando lugar a la aparición de frecuentes enfermedades en este grupo de edad.
Tampoco debemos de considerar la existencia de enfermedades propias de la vejez. Los ancianos, padecen las mismas enfermedades que otros grupos de edad. Lo que sí ocurre, es que un determinado grupo de enfermedades, principalmente degenerativas, afectan con mayor incidencia y prevalencia a este grupo de edad, dando la sensación de que son enfermedades propias, exclusivas, de los ancianos, por ejemplo, los accidentes vasculocerebrales, cuya incidencia aumenta al aumentar la edad, pero también ocurren en edades inferiores aunque con menor incidencia.
Otra característica del enfermar en los ancianos es la presencia de varias enfermedades a la vez, y los síntomas de una y otra enfermedad se pueden confundir y llegar a dificultar el diagnóstico, el tratamiento y variar la evolución de la enfermedad.
Esta presencia de varias enfermedades, susceptibles de ser tratadas, ocasiona una necesidad de prescripción múltiple de medicamentos, que hace que los efectos nocivos de estos medicamentos aumenten en frecuencia e intensidad, siendo causa de frecuentes de ingresos hospitalarios y de consecuencias mortales en no pocas ocasiones.
Los cambios del envejecimiento, la frecuencia de enfermedades degenerativas, la pluripatología y la polifarmacia, condicionan que los síntomas, signos y complicaciones de las enfermedades, sean diferentes a los de otros grupos de edad, siendo frecuente que esta sintomatología sea más larvada, menos dolor en el infarto agudo de miocárdio, por ejemplo, y los signos atenuados, por ejemplo, disminución o incluso ausencia de fiebre en procesos infecciosos. A veces, las complicaciones en el anciano enfermo, frecuentes, adquieren mayor importancia que la propia enfermedad causal, por ser estas las que coadyudan a que se cronifiquen, a que produzcan invalidez o a que aparezcan otras nuevas enfermedades.
Este grupo de complicaciones que se caracterizan por su gran incidencia y prevalencia, sus múltiples causas, etiología, y en muchas ocasiones por ser la primera forma de manifestarse la enfermedad, son los denominados Síndromes Geriátricos, entre los que destacan la inmovilidad, la incontinencia de orina, las caídas, el deterioro cognitivo, las úlceras por presión, los trastornos afectivos, la deprivación sensorial, la malnutrición, y la iatrogenia. Otras enfermedades muy frecuentes en los ancianos como actualmente es la insuficiencia cardiaca o las consecuencias del ictus, también se pueden incluir dentro de este grupo de síndromes.
Por último, no debemos olvidar las importantes repercusiones sociales, a nivel individual o de la comunidad, que estas características de la enfermedad descritas ocasionan en este colectivo de edad. También, los problemas sociales pueden agravar o empeorar el tratamiento o la evolución de las enfermedades. Así, son frecuentes las reagudizaciones o descompensaciones de enfermedades crónicas que padecen, y requieren múltiples visitas a las consultas médicas o ingresos repetidos en los hospitales, necesitando en esos momentos la ayuda de familiares, que en ocasiones por carecer de ellos o estar lejos, es prestada por amigos, vecinos, voluntarios o de los servicios sociales de la comunidad. También pueden requerir para estos desplazamientos de transportes especiales adaptados o de ambulancias, encareciendo su presupuesto o el de la comunidad.
A veces, las personas cuidadoras, por la presión que puede ocasionar el cuidado de un anciano enfermo y a menudo inválido, también enferman y necesitan cuidados y atención sanitaria.
Por ello, se requiere una buena atención socio-sanitaria, nuevo concepto que relaciona la enfermedad y las repercusiones sociales asociadas, que sea bien coordinada entre los servicios sanitarios y sociales implicados y que se desarrolle de acuerdo a las necesidades de estos ancianos enfermos crónicos y con tendencia a la invalidez, con la creación de centros de día, donde el anciano reciba tratamiento médico y de rehabilitación para su patología, aumento de los recursos destinados a la ayuda a domicilio para facilitar el desarrollo de las actividades de la vida diaria del mayor. La creación de pisos tutelados, aumento en las plazas de residencias y el desarrollo del voluntariado, son otras necesidades demandadas por estos ancianos.
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