sábado, 25 de octubre de 2008

REHABILITACION DE LOS SINDROMES GERIATRICOS:LAS CAIDAS

Definido el término caída por la OMS como, la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al individuo al suelo contra su voluntad. Es importante conocer y reflexionar sobre esta definición porque las caídas se suelen minimizar, se llegan hasta ocultar, por el propio anciano para no desvelar alguna deficiencia y por el personal que los cuida para evitar responsabilidades.
Las cifras de incidencia y prevalencia de caídas en los ancianos descrita en los diferentes estudios realizados, varían según el medio donde hayan sido realizados, en la comunidad, en hospitales de agudos o crónicos, en residencias, en servicios de rehabilitación, etcétera. También varían según la edad, encontrándose mayor incidencia en los más mayores, según su capacidad funcional siendo mayor en los que tienen peores capacidades. Podemos resumir diciendo que entre el 30-40% de los ancianos que viven en la comunidad se han caído alguna vez, que son más frecuentes en los más mayores, en los que presentan mayores déficit funcionales, en las mujeres, y que estas cifras, aumentan en los ingresados en hospitales y residencias, llegando en estas últimas instituciones a producirse entre una y dos caídas al año por residente.
Las causas de las caídas son múltiples, pueden ser causas externas o internas al organismo. Entre las externas destacar los suelos irregulares y deslizantes, los suelos mojados en los baños de los domicilios e instituciones, escasa luz y mobiliario colocado en situación inadecuada o mal fijado, como las alfombras deslizantes, las barreras arquitectónicas urbanas, las aglomeraciones de gente con empujones y las inclemencias del tiempo, como el viento, que desequilibran a los mayores y se produce la caída. Como causa internas, se destacan los propios efectos del envejecimiento fisiológico y las enfermedades asociadas que afectan fundamentalmente al aparato locomotor, sistema cardiovascular (frecuentes son los síncopes), a los órganos de los sentidos. Así, no es infrecuente encontrarnos como primera manifestación de la enfermedad una caída, por ejemplo en la enfermedad de parkinson, en la epilepsia, o a veces en infecciones o en la hipoglucemia del anciano diabético.
Las caídas son importantes en sí y por las repercusiones médicas y sociales que traen consigo. Desde el punto de vista médico, pueden ocasionar diversos grados de contusiones, fracturas(principalmente de muñeca, hombro, cadera, y cuerpos vertebrales) y en este grupo de edad, no es raro que sea causa de muerte, directa, por la propia caída o indirecta por sus complicaciones.
Importante es mencionar el síndrome postcaída, que se caracteriza por cambios en el comportamiento y actitud del que ha sufrido una caída, que tiene miedo a volver a caerse y con ello disminuye su activida física y su autoestima, factores que pueden facilitar otra caída.
Socialmente, las consecuencias de una caída varían desde una limitación temporal de la actividad social hasta no poder salir del domicilio por miedo o por una invalidez consecuencia de ella, con todas las repercusiones que ello conlleva y descritas en capítulos anteriores.
La aplicación de los programas de rehabilitación es importante para prevenir y tratar las caídas y sus consecuencias. Una valoración geriátrica con la participación de todo el equipo multidisciplinar es imprescindible para valorar los factores de riesgo citados.
Para prevenir las caídas son eficaces los programas de rehabilitación preventiva, realizados por todo el equipo, que actuen sobre los aparatos y sistemas del organismo implicados, mejorando el tono, la fuerza y resitencia muscular, facilitando la oxigenación del músculo con ejercicios respiratorios, evitando las deformidades de huesos y articulaciones por patologías previas con el uso de zapatos adecuados o ayudas para la marcha, la mejoría de la función cardio-vascular, programas y ejercicios que mejoren el equilibrio con especial hincapié en los órganos de los sentidos, las importantes actividades de terapia ocupacional para evitar situaciones de riesgo frecuentes causas de caída como son los movimientos de levantarse de la silla o de la cama, o indicaciones sobre intensidades adecuadas de la luz en domicilios o residencias, sobre barreras arquitectónicas y otros aspectos relacionados con la terapia ocupacional.
Una vez ocurrida la caída, es importante realizar terapias de rehabilitación encaminadas a evitar sus consecuencias, realizando con mayor intensidad aquellas dirigidas a evitar la invalidez, tanto física como física, precedidas de una valoración geriátrica. También se deben de aplicar a este grupo programas preventivos adecuados, puesto que tiene mayor riesgo de volver a caerse. Se les debe de enseñar a levantarse cuando se han caído, procurando permanecer poco tiempo en el suelo y así evitar la hipotermia. También es conveniente enseñarles a caer y minimizar sus consecuencias.
Cuando las consecuencias de la caída son evidentes, hay fractura, inmovilización o síndrome postcaída, debemos aplicar programas para recuperar las funciones pérdidas o potenciar aquellas que se mantienen. La movilización y deambulación precoz, la utilización de ayudas técnicas para caminar o para la realización de las actividades de la vida diaria, la mejoría de la autoestima, la reinserción social y el tratamiento de las enfermedades asociadas serán importantes para disminuir las secuelas de las caídas.
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miércoles, 22 de octubre de 2008

REHABILITACION DE LOS SINDROMES GERIATRICOS:INCONTINENCIA DE ORINA

La incontinencia de orina es otro de los problemas más frecuentes que no encontramos en la persona mayor, y con gran repercusión en el ámbito personal, social y socioeconómico, y por lo que es necesario una correcta valoración y a partir de esta valoración, proponer las diferentes soluciones que se pueden llevar a cabo. La incontinencia urinaria, permanece como un problema oculto, menos de la mitad de los afectados consulta o busca ayuda para solucionarla y tampoco los profesionales suelen preguntar por ella, por existir la creencia generalizada de ser un problema asociado a la edad, inevitable y sin solución posible. Estos argumentos, hacen difícil conocer la verdadera prevalencia de esta patología, que puede afectar a al 10-15% de los ancianos que viven en la comunidad y son superiores al 60% de los ingresados en instituciones residenciales. A mayor edad y mayor deterioro físico o psíquico aumenta la incidencia.
Las repercusiones que genera la incontinencia de orina en los afectados pueden ser múltiples y variadas, dependiendo tanto de la gravedad e intensidad del escape, de factores individuales así como del tipo de incontinencia. La incontinencia urinaria facilita las infecciones de orina, la maceración de la piel y la aparición de úlceras por presión, favorece las caídas, el insomnio por el miedo a mojar la cama, aumenta el aislamiento social con abandono de las actividades domésticas y sociales, favoreciendo la pérdida de la autoestima, la aparición de depresiones y de deterioro cognitivo, también son causa importante de ingreso en residencias.
En el control de la micción intervienen la vejiga, el músculo detrusor que la envuelve, los esfínteres, el suelo de la pelvis y los nervios que la inervan. Sin entrar en profundidad, aquellos procesos que afecten a uno o más componentes implicados en la continencia de, orina pueden desencadenar el descontrol y la incontinencia consecuente. Enfermedades de la vejiga, cálculos y tumores, infecciones de orina, patología de la próstata y las consecuencias de su tratamiento quirúrgico, cistoceles, patología ginecológica como el prolapso uterino y las lesiones traumáticas de la médula son causas frecuentes de incontinencia urinaria. Otro grupo de causas, que ocasionan incontinencia urinaria por mecanismos diferentes, que afectan principalmente al control voluntario de la micción, son los efectos iatrógenos de medicaciones usadas(diuréticos, hipnóticos, antagonistas de los receptores alfa, por ejemplo), alteraciones de la conducta como ocurre con el síndrome de la demencia, en el delirio o en situaciones especiales de estrés que pueden ocurrir como el ingreso en una residencia, la inmovilización y otras situaciones del paciente o del entorno que dificultan el acceso a los servicios - aseos.
El tratamiento médico y rehabilitador, que ha de ser lo más precoz posible, porque se recuperan mejor las incontinencias que tienen menos tiempo de evolución, ha de enfocarse primeramente hacia la causa desencadenante. Medidas de carácter general, movilización precoz, control de la medicación, evitar el estreñimiento, ingesta de líquidos, mejorar la autoestima y la motivación, facilitar la movilidad y destrezas del afectado, son algunas indicaciones básicas.
Para aplicación del tratamiento rehabilitador, en aquellas incontinencias permanentes, es necesario distinguir si la incontinencia es de esfuerzo, por inestabildad de la vejiga-detrusor o bien de causa mixta. Las primeras son causadas por aquellas patologías que afectan al suelo pélvico y se manifiestan por pequeñas emisiones de orina, que se producen al toser, reír o realizar esfuerzos que aumenten la presión dentro del abdomen. Las producidas por inestabilidad de la vejiga, frecuente en estas edades, están originadas por contracciones del músculo detrusor, que el paciente no puede reprimir y se produce la emisión involuntaria de orina, entre sus causas se mencionan las neurológicas, que ocasionan contracciones reflejas, y otras causas desconocidas. En la incontinencia de tipo mixto, participan ambos mecanismos descritos.
Entre las medidas de rehabilitación que han demostrado eficacia para corregir este síndrome, dependiendo de la causa y de la forma de manifestación clínica, están:
El entrenamiento vesical, que busca mediante visitas
programadas al servicio - aseo, adquirir un hábito miccional que se adelante a las emisiones incontroladas. El empleo de gráficos o tablas ayuda a conseguir los objetivos. No requiere la colaboración del paciente y puede utilizarse en aquellos afectados de deficiencias mentales.
Los ejercicios de suelo pélvico, que fortalecen la musculatura
pelviana, previo adiestramiento por un fisioterapeuta y que requieren la colaboración del paciente, se pueden realizar en cualquier momento del día por uno mismo, y consisten en la interrupción voluntaria de la micción durante varios segundos varias veces al día, al sujeto se le dice que cuando esté orinando realice la acción de intentar retener la orina. El uso de conos vaginales, de diferentes pesos, también se ha mostrado eficaz para mejorar la capacidad de la musculatura pelviana. Estas técnicas, aumentan su eficacia cuando se utilizan asociadas a tratamientos conductivos o de "biofeed- back " que consisten en hacer objetivas, visibles para el paciente, las contracciones involuntarias del detrusor, mediante electrodos colocados en la vejiga y recto conectados con sistemas acústicos o luminosos, o bien mediante la propia sensación de deslizamiento producido por los conos vaginales, y ver como con las ejercicios adecuadas son inhibidas o compensadas estas contracciones involuntarias y mejora la continencia de orina.
Otro procedimiento más sofisticado, menos utilizado, y con resultados variables, es la estimulación eléctrica de la musculatura de la pelvis o el esfinter uretral mediante sistemas eléctricos externos.
Cuando las técnicas anteriores son insuficientes o ineficaces y se presenta la incontinencia, el terapeuta ocupacional o el personal de enfermería, debe de instruir al anciano afectado en el uso de colectores de orina, de sistemas o pinzas que colocados alrededor del pene compriman la uretra y contengan la orina, de sondas para uso permanente o intermitente, y del manejo de los dispositivos absorbentes, pañales, que con su uso adecuado y correcto disminuye el elevado gasto público que originan.
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domingo, 19 de octubre de 2008

REHABILITACION DE LOS SINDROMES GERIATRICOS:SINDROME DE INMOVILIZACION

De los síndromes geriátricos, la inmovilidad, las caídas, la incontinencia de orina y el deterioro cognitivo, son considerados por los diferentes autores, los grandes síndromes geriátricos, y es a ellos, en los que se centra este apartado.
SINDROME DE INMOVILIZACIÓN: Este es uno de los principales problemas con el que nos encontramos cuando una persona mayor enferma, que rápidamente puede perder la movilidad.
Es definido como el conjunto de síntomas y signos que limitan la movilidad del enfermo.
La propia amplitud de la definición, que puede abarcar desde pequeñas alteraciones de la marcha hasta la permanencia en cama, la escasa consideración por parte de los profesionales sanitarios haciendo que sea un diagnóstico que habitualmente no conste en los informes médicos, hacen que la prevalencia e incidencia de este síndrome sea muy variable. Aproximadamente un 15-20% de los mayores de 65 años padecen algún grado de inmovilidad, bien sea parcial o total, y estos porcentajes aumentan con la edad, en aquellos ancianos que padecen más enfermedades y en los que toman más medicamentos.
Los cambios fisiológicos del envejecimiento, las enfermedades asociadas, la iatrogenia por medicamentos o por indicación de reposo prolongado, asociados a los cambios sociales que rodean al anciano, desencadenan mecanismos fisiopatológicos que facilitan el desarrollo de este síndrome.
Las manifestaciones clínicas ocasionadas por la inmovilización pueden ser muy variadas, dependiendo de la rapidez de su instauración, del grado de afectación y de la situación previa del anciano afectado. Así, la inmovilidad causa atrofia muscular, pérdida de masa ósea y estreñimiento, aumenta el riesgo de aparición de úlceras cutáneas por presión, de deformidades y rigideces articulares, de incontinencia o retenciones urinarias, de enfermedad tromoboembólica, de hipotensión ortoestática, de deshidratación, de disfagia, de obesidad y de infecciones, disminuye la agudeza auditiva y visual y aumenta los signos de depresión, ansiedad y desorientación temporal y espacial.
Estos cambios, deterioran la capacidad funcional del individuo con disminución de su actividad social que a su vez puede agravar los síntomas.
Una valoración exhaustiva por parte del equipo multidisciplinar, con la detección y corrección de los factores que puedan provocar o facilitar la inmovilización, el ejercicio físico y la aplicación precoz de los programas básicos de rehabilitación descritos, preventivos para evitar la inmovilidad o terapéuticos cuando esta se ha establecido, son acciones básicas para evitar el síndrome de inmovilidad y sus consecuencias.
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viernes, 3 de octubre de 2008

SARNA NORUEGA III


La sarna o escabiosis es una enfermedad parasitaria de la piel producida por el ácaro Scorptes scabiei. El prurito intenso, la presencia de surcos acarinos, pápulas y excoriaciones son las principales manifestaciones clínicas. En personas inmunodeficientes, la facilidad para la multiplicación del ácaro, produce engrosamiento y descamación de la piel, variedad conocida como sarna noruega, altamente contagiosa.

SARNA NORUEGA II

Mujer de 82 años, independiente para las AVD excepto para el aseo, que vive en residencia. Antecedentes personales: hipoacusia severa; carcinoma indiferenciado de células grandes de pulmón estadio IV.
Presenta enrojecimiento de la piel en tronco y abdomen, pápulas abundantes en extremidades superiores e inferiores y costras, pequeñas, amarillentas, en espacios interdigitales de ambas manos.

miércoles, 1 de octubre de 2008

SARNA NORUEGA-I

La visualización del ácaro por raspado cutáneo confirma el diagnóstico de Sarna Noruega. Con medidas de aislamiento sanitario, ivermectina por vía oral y la eliminación de escamas de la piel, se consigue erradicar el parásito y desaparecer la sintomatología.
Las personas institucionalizadas, constituyen un grupo de riesgo para la aparición de escabiosis.

HERPES ZOSTER




Mujer, 75 años, con dolor dorsal derecho de 48 horas de evolución.

Lesiones, vesículas en fondo eritematoso de distribución metamérica en T4 derecha